sábado, 10 de abril de 2010

Modos de leer

Con mi aliado encontramos en las cartas de Tarot una gran motivación para aprehender pensamientos que nunca antes nos planteamos. Más que pensamientos concretos, símbolos inapelables encontramos un entramado de alegorías que remiten unas a otras sin fijar un punto central o neurálgico sino creando, en cada tirada, un nuevo campo alegórico.
No nos interesan las ciencias ocultas por ocultas, tampoco por su carácter mágico o iniciático. Nos interesa un modo de leer que se puede vislumbrar en las cartas de Tarot, en la astrología o en otras ciencias nómades. Esa forma de interrelación forma-materia que sucede en la fijación de la mirada en una alegoría, el deslizamiento, la aparición de otra alegoría, el desplazamiento, la aparición de otra alegoría, el deslizamiento y el deslinde final de todos esos devenires como una experiencia propia. Así, con mi aliado, vamos atravezando el mundo coagulando como fetichistas perversos y deslizando como esquizofrénicos surfistas.
Problema de la organización de las ciencias: Buscan fijar la atención en un problema específico, plantear una única dirección, un lineamiento. Hay, sin embargo, en el caso de la ley de termodinámica y de la teoría del caos, ciertos juegos lógicos interesantísimos.
Una de las leyes de la teoría del caos dice que para describir a la perfección un fenómeno y para decidir que ese fenómeno es completamente verdadero es necesario describir la totalidad de variables que conforman ese fenómeno. Esto nos llevaría a un hiperrealismo extremo, casi tan realista como el surrealismo (en mi cabeza reverbera "no todo es vigilia la de los ojos abiertos"). Según esta ley, en el caos no se fijarían variables sino que se agregarían variables a las variables, al infinito (sin remitirnos a la variabilidad de las variables también, proceso que complejizaría la cuestión). Algo así siente mi mamá cuando juega al Sudoku. Se pasa horas intentando descifrarlos. Los fotocopia para tener versiones anteriores, variaciones anteriores de su misma experiencia (como si las experiencias fuesen "reescribibles"). Mi mamá se fija que la posición de un pequeño elemento, elemento microscópico, el número; para que éste quepa en uno de los casilleros. Pero para que quepa, ese número debe estar interrelacionado con todos los otros números aún ausentes, para llegar a una totalidad. No es la totalidad ni lo minúsculo, es la convergencia de los dos en un movimiento de ojos de mi madre, en un movimiento del pensamiento que se ve, materialmente, cuando mueve el lapiz de manera horizontal o vertical para intentar conformar ese espacio todavía vaciado. Y si del vacío se trata, se trata también de la poesía, de Mallarmé, sobre todo. Con su tirada de dados (¡otro juego!) intenta dispersar las palabras por ahí para que el que quiera surfee como quiera por ellas, o se estanque en alguna y vuelva a empezar.
En definitiva, no hay definiciones. Pero con esto nos divertimos mi aliado y yo. Ese el modo en el que tiramos las cartas.

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